domingo, 7 de noviembre de 2010

Soria: amigos, bosque otoñal y montones de setas


Estoy de regreso de mi aventura micológica en Soria y me encuentro completamente satisfecha y feliz de haber botado todos mis pendientes laborales y haberme aventurado a esta bella región a experimentar la cultura de las setas.

Lo anterior no hubiera sido posible sin la generosa invitación de nuestros amigos Charo, Luis y Dani quienes durante el viaje además de haber sido como siempre unos excelentes anfitriones, esta vez han fungido como expertos guías tanto en el área culinaria como en todo lo referente a la cultura de las setas.



Soria en esta época del año es preciosa. Los bosques de hojas amarillas, rojas y marrones de los chopos y robles contrastan con el verde oscuro de los pinos y con las construcciones rústicas de los pueblecitos de la zona. Además estuvo lloviendo todo el fin de semana y el ambiente era onírico. Hemos comido en muy buenos lugares y nos hemos divertido como enanos en el bosque mojándonos bajo la lluvia mientras buscábamos setas y tomábamos fotos.




Entre los platos que más acapararon nuestra atención estuvieron por supuesto las setas. La verdad es que no pudimos probar mucho porque no ha sido un buen año: no ha llovido lo suficiente; sin embargo, lo que probamos estaba fuera de serie.





En Madrid, A. y yo hemos comido setas en diferentes lugares y de diversas formas, pero nuestros amigos, que son unos grandes conocedores y tremendos gourmets, nos habían hablado de lo diferente que era el sabor de unas setas frescas y recién recolectadas y la verdad es que tenían muchísima razón.

En estos lugares los recolectores se van tempranito al bosque y al mediodía ya están en los restaurantes ofreciendo el producto que han recogido. Cuando a los dos de la tarde uno llega a comer, lo que se come son unas setas fresquísimas con un sabor completamente distinto a cualquiera que puedas comer en Madrid.




Además de las setas he de mencionar que hubo otros platos que llamaron nuestra atención como las alcachofas con foie fresco que ofrecen en el Ventorro en Soria. Son un plato muy sutil y con una textura deliciosa pues se deshacen en la boca.








En el Hachero, un restaurantito encantador y delicioso que se encuentra en el pueblo de Navaleno, las berenjenas rellenas de setas, con una delicadísima salsa bechamel y un puntito de tomate me tienen aún pensando en cómo reproducirlas.




En fin que ha sido un fin de semana redondo: amigos, comida, aprendizaje, descanso y sobre todo muchas provisiones para experimentar y aplicar los buenos consejos de mi experta amiga Charo. Tuvimos la suerte de comprar níscalos y boletus frescos que ya han empezado a caer en casa y que seguro serán motivo de futuras entradas en este blog.




De momento a seguir trabajando, porque aunque fue como si mi trabajo no existiera durante tres días, he vuelto de mi sueño y hay mucho que hacer.

1 comentarios:

Caminar sin gluten dijo...

Nos alegra ver que has disfrutado por esas tierras sorianas, que a nosotros también nos gustan muchísimo.

Además, vemos que has recolectado y disfrutado de las setas, y es que es un placer recolectarlas y un manjar degustarlas.

Nosotros también estuvimos por tierras de Castilla y León, mojandonos como tú, y el último día en un pueblo de Soria.

Besotes

Ana y Víctor.

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