En estas últimas dos semanas el día de las madres se ha festejado en diferentes países del mundo. En España el 6 de mayo, en Estados Unidos el 13, y en México el 10 de mayo. Siempre el 10 de mayo.
Yo tengo una hermosa relación con
mi madre, hablamos de todo, nos confiamos cosas y nos reímos mucho. Es ella
quien, sin proponérselo, me enseñó a querer la cocina y a disfrutar la comida.
Mi madre es muy pequeñita, cariñosa,
serena, firme y muy dulce. Si le preguntáramos a cualquier persona que la
conoce qué es lo que más recuerda de ella, estoy segura que la respuesta generalizada
sería: su forma de reír. Siempre esta sonriendo y afortunadamente le ha
heredado a Max su sonrisa y su carácter alegre y sereno.
Este año esta celebración ha sido
especial porque es el primero que soy mamá. Así que siendo una ocasión tan
especial, algún pastel tenía que haber, y he aquí el pastel. La inspiración me llegó
de un maravilloso blog Sweetapolita, que recién he descubierto y que me tiene
enamorada.
La verdad es que me gustaría decirles que preparé el pastel y que a la primera quedó delicioso; sin embargo, me tomó dos intentos y los buenos consejos de mi amigo Peter Norman (afamado chef sueco, radicado en México y que pronto tendrá su blog).
Este pastel tiene mucho sabor y es muy divertido. Cada nivel tiene un sabor diferente, el primero de naranja, el segundo de toronja y el último de limón. Entre cada nivel, para unirlos, lleva una capa de crema de mantequilla de naranja ¡deliciosa! Y luego se cubre generosamente con un sedoso y brillante merengue.
Muchas felicidades a todas las madres, espero que lo hayan pasado de maravilla. No quiero despedirme sin presumirles mi primer regalo del día de las madres.