martes, 31 de agosto de 2010

Quiche Vegetal y un cumpleaños muy especial



Aquí estoy reportándome desde el sofá de mi casa. Lo sé, tarde de nuevo y lo siento; pero esta vez ha sido por causas de fuerza mayor. Después de los viajes del verano, traía mucha inspiración, ideas y productos para empezar a compartir; sin embargo, una cirugía me ha alejado esta vez de mi querida cocina.

Lo importante es que todo ha salido bien y la recuperación va viento en popa y más vale que así sea, regreso al trabajo el 6 de septiembre y además la siguiente semana comienzo una nueva aventura laboral que me va a traer de cabeza.

Sin embargo, prometo en lo posible mantener el ritmo del blog aunque es probable que los próximos días no pueda meterme a la cocina, lo cual me produce un profundo malestar, no sólo por lo que me gusta cocinar sino porque había planeado preparar una cena especial para A. que cumple años el próximo 31 de agosto.

Había pensado en preparar una sopa de cebolla, un coq au vin o una ternera a la bourguignon, un pastel de chocolate, avellanas y mousse de coco y abrir una buena botella de Châteauneuf du Pape y una de champán, botellas que de hecho ya habíamos adquirido en nuestro último viaje.
Pero la cena tendrá que esperar, prometo tanto A. como a ustedes prepararla en cuanto me sea posible y dar cuenta de ella en este blog.

De momento quiero compartir con ustedes mi receta de quiche vegetal, una receta sencilla, ideal para una cena romántica y bohemia en casa, para llevarla a un paseo por el campo o para una cena informal y relajada con amigos.



La masa--que es una masa quebrada-- se puede preparar con antelación, y de hecho al igual que otras masas, se puede mantener en el congelador hasta por 3 meses. De tal forma que pueden tomarse un día para hacer la masa y luego utilizarla cuando mejor les convenga.






Respecto al relleno, puede ser desde el de la tradicional quiche Lorraine hasta cualquier cosa que sobre en la nevera. En este caso mi propuesta consiste en una quiche vegetal en la cual recomiendo no variar ninguno de los ingredientes. Esta mezcla de vegetales, quesos y especias dan a la quiche un sabor sutil y equilibrado con un puntito de carácter que aporta el roquefort y un aroma especiado producto de la nuez moscada.







Acompañada de una buena ensalada y una copa de vino, cava o champán como en este caso, hará las delicias de cualquier comensal.




De momento me despido, no sin antes informarles que A. se ha encargado de la comida en estos días de mi convalecencia y parece que él y la cocina han hecho buenas migas.

Finalmente, quiero felicitar a A. porque justo hoy es su cumple. Bizcocho, que tengas un día maravilloso, que cumplas muchos años, y que me hagas el honor de seguirlos compartiendo conmigo.

Receta aquí.










martes, 17 de agosto de 2010

Un viaje a la gastronomía griega



Con el verano llegando casi a su final y miles de pendientes no he podido encontrar tiempo para visitar mi querida cocina, sin embargo, he tenido muchas experiencias gastronómicas emocionantes e incluso algunas sorpresas.

En esta ocasión quiero dedicarle el post a los montones de comida griega que A. y yo nos hemos zampado durante nuestro reciente viaje a ese país.

Grecia nos ha parecido fascinante y si tuviera que definirla con una palabra diría que Grecia es antigua con todo lo que esta palabra implica, según el diccionario de la Real Academia Española: que existió o sucedió en tiempo remoto, veterana, experimentada.

Así me ha parecido Grecia, ha sido llegar a la ciudad, escuchar a la gente hablar griego y sentir que estaba en una de esas películas que sucedieron hace mucho tiempo o en donde alguien investiga algunos escritos o vestigios encontrados en un idioma antiquísimo.

Pisar Atenas es pisar la cuna de la civilización y es entender un poco quiénes somos y por qué somos cómo somos y darse cuenta de que no hemos cambiado mucho a pesar de los miles de años que han pasado. Y como siempre en estos viajes hay espacio para la comida, que también es parte importante de los pueblos y las culturas.

Grecia y en particular Atenas desprende un delicioso aroma a carne al carbón especiada generosamente con ajo, orégano, albahaca, cebolla, paprika y no sé cuántas otras especias y nada más caminar por sus callejuelas se puede ver el delicioso pan pita y el famoso tzatziki –yogur con pepinos, ajo en polvo, eneldo, vinagre y aceite de oliva—con los que se acompañan estas deliciosas carnes.






Pero aunque esto es lo que más se conoce de la gastronomía griega o al menos lo que A. y yo conocíamos, este viaje nos ha permitido descubrir la inmensa variedad de platillos que preparan. Dependiendo de la zona habrá pescado, cordero, pollo, cerdo y siempre montones de verduras aderezadas de diferentes formas acompañando el plato principal.






Mención aparte merecen los populares mezze (entremeses) que se sirven al inicio de la comida y que son tan variados como los tomates y pimientos rellenos de arroz, las hojas de repollo rellenas de carne de cordero y bechamel, la spanakopita (empanada de espinacas en pasta filo) la tirikopita (empanada de queso feta en pasta filo y mi favorita), el bureki (queso frito) y como ya mencioné una gran variedad más.







Si ha llegado la hora del postre es momento de gozar los miles de dulces griegos hechos con pasta filo rellenos de frutos secos y sumergidos en un jarabe --que para mi sorpresa resultó menos dulce de lo que imaginaba—que hacen la delicia de los golosos. Por cierto, es recomendable probar el auténtico yogur griego con algunas pasas, nueces y miel. Es de primera.











En fin que el viaje ha estado redondo. Espero tener una receta para ustedes en el próximo post. Mientras voy digiriendo y ordenando mis ideas para contarles mi maravillosa experiencia en París y sobre todo en dos restaurantes estrellados (con estrellas Michelin) que tuve el privilegio de visitar.
















martes, 3 de agosto de 2010

Lasaña de verduras



Que trabajo me ha costado escribir y sobre todo cocinar estos días. Las visitas, el verano y las vacaciones me lo han puesto muy difícil. Sin embargo, ya tenía tiempo con ganas de meterme a mi cocina, así que finalmente me he decidido y he preparado este plato sencillito pero bastante bueno.


Resulta que hace una semana de nuevo no hemos ido de viaje y el fin de semana anterior al viaje había una gran cantidad de verduras en la nevera que no quería dejar ahí durante una semana para que perdieran su frescor, así que con la intensión de aprovecharlas se me ocurrió preparar esta lasaña de verduras.


El procedimiento es bien sencillo y los resultados muy buenos además de que terminas preparando algo poco común. La idea es preparar una especie de boloñesa pero de verduras. En realidad lo que hice fue preparar una especie de pisto un poco a mi manera.


El pisto es un plato tradicional en la cocina española que consiste en pochar o freír una variedad de verduras en aceite de oliva. En mi caso he agregado todo lo que tenía en la nevera y como A. no es muy de verduras agregué un poco de tocino (beicon) en trocitos para darle un poco de sabor, aunque creo que sin este ingrediente también está muy bueno.





Esta lasaña es ligera, fresca y con un sabor muy original pues el contraste de sabores que logran las diferentes verduras crea en conjunto un plato muy original. El queso que elegimos fue un queso gruyere que le vino muy bien aunque si quieren algo más ligero yo optaría por un mozzarella de buena calidad, pues la acidez de este seguro que le iría muy bien. Otra variante en la elaboración ha sido que en lugar de agregar una salsa bechamel he utilizado nata espesa, que tiene un toque acido buenísimo.


Espero que puedan probar esta receta y disfrutar este verano rodeados de amigos y familia. Vuelvo pronto y les platico mi aventura en Grecia.

Receta aquí.