El sábado pasado, A. estaba en éxtasis porque tuvo, gracias a unos queridos amigos, la oportunidad de acudir al gran clásico Madrí-Barça. A. es merengue y yo por varios motivos---entre ellos por llevar la contraria---soy culé.
El sábado era entonces un día especial para A. y fue precisamente él quien eligió la comida del día. Acudimos a una pequeña y pintoresca tienda de comida para llevar: La Vitta é Bella, en Pelayo 22 en la Plaza de San Ildefonso. La tienda en cuestión es manejada por italianos y ofrece una variedad de pastas, pizzas, postres y algunas otras curiosidades de la cocina italiana.
El plato favorito de A. en este lugar es el calzone. Confeccionado con un relleno de mozzarella, salsa de tomate, jamón y champiñones. La verdad es que aparte de este suculento manjar no habíamos probado algún otro, salvo ocasionalmente una rebanada de pizza.
Este sábado íbamos dispuestos a experimentar varios platos y nos disponíamos a dar una tremenda comilona digna de tan célebre ocasión. Fue entrar a la tienda y sentirnos como niños en juguetería pues aunque la tienda es pequeña hay una surtida variedad de platillos---involtino vegetal, stromboli, lasagna, ravioles,etc.
Después de algunas preguntas la elección final fue la siguiente: tres calzoni, una ración de ñoqui (en italiano gnocchi) en salsa de queso con tomate, dos arancini y un cannoli.
Una vez en casa, nos dispusimos frente al televisor con cerveza en mano e iniciamos con los arancini. Una especialidad de la cocina siciliana. Estas son una suerte de croquetas gigantes eIaboradas con una pasta de arroz y azafrán, que ligada con huevo y queso se fríe en aceite de oliva y en cuyo interior se albergan rellenos variados.
De nuestras elecciones la que más nos gusto fue la redonda que tenía por relleno guisantes, carne, queso y salsa de tomate. La segunda, con un relleno de espinacas y emmental era también de muy buen sabor aunque más sutil y quizá muy recomendable para quien prefiere evitar la carne.
A los arancini siguieron los ñoqui en una cremosa salsa de queso y tomate. Me pareció que esta salsa cremosa es ideal para acompañar este tipo de pasta. Resalta la textura de los ñoqui, que por su confección a base de patata, es ligeramente pegajosa. En conjunto la combinación da como resultado un plato de una consistencia melosa.
Lo siguiente fueron los calzoni, para A. el plato estrella de la casa, y he de decir que a mi también me parece que estos son de una calidad notable. Crujientes en el exterior, poseen en su interior un cremoso mozzarella, jamón york de calidad, un buen puñado de champiñones y la cantidad exacta de salsa.
Por cierto, la ensalada corrió a mi cargo. Una mezcla de tomates, rúcula, aceitunas negras y pimientos del piquillo aderezada con aceite de oliva, vinagre balsámico, sal, pimienta y orégano.
Finalmente, compartimos el cannoli---cannolo en realidad ya que es singular---también un dulce típico de Sicilia que consiste en una masa enrollada en forma de tubo con chocolate en el interior y relleno de queso ricota. Un final perfecto.
Después del partido, esperé la llegada de A. para quien había preparado la artillería pesada. Sin embargo, A. llegó feliz. Me aseguró que haber ido al Bernabéu a un partido tan importante, es en sí misma una experiencia afortunada sin importar el resultado. Describió durante más de una hora el ambiente del estadio, los cantos, como vio a los famosos jugadores de tan cerca y durmió como un bebe.
Yo me niego a creer que la derrota de su equipo no le haya hecho infeliz y que mis agravios no le afectaran en lo más mínimo, por eso creo que el efecto de la excelente comida debió haber sido determinante en su buen estado de ánimo.
1 comentarios:
La descripcion suena excelente, pero las fotos estan aun mejor!
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