martes, 18 de mayo de 2010

De terrazas por Madrid



Cuando A. y yo llegamos a Madrid, nuestra primera guía gastronómica fue nuestro querido amigo Tomás. El tío tiene una memoria increíble: le pedimos sugerencias para comer en Madrid, así que un día nos sentamos en un café en la ciudad de México y nos fue preguntando, “¿qué os apetece?” “¡Hmmm! Queremos probar cochinillo”. “¡Ah! Para cochinillo, Botín, Calle Cuchilleros, metro tal (yo no lo recuerdo, pero él sí, con todo y la salida correcta), cerca de la Plaza Mayor.” Total que nos dio una lista de alrededor de diez lugares distintos y por último nos recomendó conocer las “terrazas”.

Una terraza es un lugar al aire libre para sentarse a tomar o comer algo. En Madrid, la temperatura promedio en verano ronda los 40 grados centígrados a la sombra, y el uso del aire acondicionado no es generalizado. Entonces, la manera que idearon los madrileños para sobrevivir el verano fueron las terrazas. Hay montones por toda la ciudad, y la gente se sienta durante horas a beber "cañas" (vasos de cervezas), picar algo, platicar, tomar el sol (o medio protegerse de él), o simplemente, a ver el tiempo pasar… y son una delicia. Este post va de nuestras favoritas. (Nota: El orden es totalmente aleatorio.)

Primero, en el barrio de Salamanca donde vivimos, nuestras favoritas son las terrazas de la calle Juan Bravo. En Juan Bravo 25 los pinchos son excelentes (y cuando el cantinero se enteró que éramos mexicanos nos decía muy orgulloso que ese “era uno de los lugares favoritos de Luis Miguel”, el cantante); en El Milford, la vista del palacete de la embajada italiana es muy muy bonita; y en La Quinta la sombra es la mejor.









Segundo, el Café de Oriente, frente al Palacio Real. La vista con el palacio como escenario es increíble y en el Café la terraza está cubierta y el techo tiene aspersores que te mojan ligeramente cada tantos minutos.







Tercero, en las Vistillas hay una terraza volada sobre la calle de Segovia con vista a la parte trasera de la Catedral de la Almudena: El Ventorrillo. Aquí no hay nada mejor que tomarse una buena tortilla, una jarra de sangría, disfrutar de la vista de la Almudena y de la Sierra de Guadarrama que de cuando en cuando sopla su brisa refrescante. El lugar es espectacular.










Cuarto, la terraza de El Viajero en la Plaza de la Cebada ofrece una vista preciosa (en particular de noche) de las iglesias de San Millán y de Nuestra Señora de Gracia.














Quinto, The Penthouse, Plaza de Santa Ana 14, en el ático del Hotel Meliá. Esta es por mucho la terraza más elevada que hemos encontrado. Nos recuerda la terraza del Condesa DF enfrente del parque España en la ciudad de México. En The Penthouse hay que hacer reservación porque es pequeñita pero está riquísma para tomarse una botella de champaña, tomar el sol (aquí sí no hay opción) y la vista es… ¡¡¡bueno, bueno!!! Aquí estamos literalmente en el cielo.


























Por último, entre el Retiro y el Paseo del Prado, en la calle que divide el Jardín botánico del Museo del Prado hay una terracita para amodorrarse en esas primeras horas de la mañana y disfrutar de la sombrita---apenas suficiente---que arrojan los olmos: El Botánico. No sé porqué (ha podido ser suerte), pero además siempre hay una brisita rica. No hay como sentarse ahí después de un paseo por los alrededores a tomar una caña y leer el periódico.









En fin, Tomás tenía toda la razón al sugerir las terrazas de Madrid, con ellas la vida es mas sabrosa; y lo mejor ¡¡¡ya empezaron a salir!!!


















1 comentarios:

Clacker dijo...

wow pero que envidiaaaaaaaa!!!!!!!
Y yo aquí en casa encerrada con la luz del flexo en la cara jajaja.
Un besito Clau!

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